jueves, 14 de mayo de 2009

Tom Peters: Reinventándonos

El Mundo del Trabajo está cambiando, nosotros también debemos hacerlo.

El trabajo está cambiando, y de manera irreversible.
Ahora... el trabajador (yo, usted) debe cambiar junto
con el trabajo.

Cada cierto número de generaciones, sufrimos una conmoción masiva en nuestras vidas laborales. Salimos de las granjas, con sus interminables rituales (las vacas no toman vacaciones; lo dice una persona nacida en Vermont), y fuimos a las fábricas. Luego salimos de las fábricas, con sus supervisores tiranos, y fuimos a las altas prisiones de trabajos administrativos en los altos edificios de la gran ciudad.

Actualmente, los robots de software están dominando los sorpresivamente mecánicos trabajos administrativos de antaño. Una vez más deberemos encontrar maneras totalmente nuevas de agregar un valor añadido.
Sin embargo, esta vez el cambio no es sólo una cuestión de mudarse como millones de borregos que van del empleo A en la fábrica al empleo B en el edificio de muchos pisos.

La "esclavitud del trabajo administrativo en el cubículo" de la década de los 80, no era tan diferente a "la esclavitud del trabajo obrero en el taller" de la década de los 20. Si bien había que cargar menos peso, el coeficiente de conformismo era casi el mismo: "Son las 9:00 am, deje su identidad en la puerta, por favor".

El siguiente cambio, el que se está acercando ahora,
promete ser mucho más dramático.

Todo lo que sea vagamente repetitivo será automatizado. Nuestro único recurso: salir de cualquier actividad que sea incluso remotamente "memorizada", y subir -¡MUCHO!- en la nueva escala de la creatividad, dejando en el camino, para siempre, el mandato de la conformidad.

DEBEMOS CONVERTIRNOS EN CONTRATISTAS INDEPENDIENTES
, al menos en espíritu, si no inmediatamente en la realidad. Debemos mostrar un cambio verdadero. DEBEMOS CONVERTIRNOS EN VERDADEROS EMPRESARIOS, no en simples cifras de oficinistas.

El nuevo yo/usted: empresarios innovadores, arriesgados, autosuficientes; no hombres y mujeres dóciles de una organización.

Suena atemorizante, ¿verdad? ¡Por supuesto! Pero esto es lo que creo, y no embelleceré mis palabras: creo que la "esclavitud del cubículo" estilo Dilbert es un asco.
Creo que el cambio que se está dando es genial.
Creo que la oportunidad de derrumbar los muros de esos miserables cubículos, de destrozar esos "muebles de cubículo" con comodidad ergonómica, pero increíblemente insípidos, y crear empleos para nosotros en el amplio mundo es nada menos que... la liberación.

¡Vaya reto! ¡Qué oportunidad! ¡Una oportunidad para crear valor inmenso y significativo! ¡Una oportunidad para reinventarse personalmente!

La ansiedad viene con la reinvención.

Una vez más: Los cambios que se están dando en el mundo laboral son verdaderamente atemorizantes. Especialmente si usted tiene 47 años, es contador y ha estado trabajando en la misma torre de oficinas administrativas desde que recibió su diploma 25 veranos atrás.

Algo fundamental está sucediendo detrás de la ola de tecnología detrás del gran cambio laboral. La naturaleza de "quiénes somos" está sufriendo un cambio tectónico. La transformación afecta no sólo el tipo de trabajo que hacemos, sino nuestra relación fundamental con el trabajo. Los contadores de 47 años, al ver cómo la reingeniería y los programas de automatización avanzados rugen en sus cubículos, tiemblan dentro de sus mocasines. "¿Qué voy a hacer cuando IBM decida echarme de mi cubículo?".

Están aterrorizados, y con razón.

Cuando hablo de la revolución de los trabajos administrativos en mis seminarios, la gente responde de dos maneras diferentes. Y la crisis surge generalmente en lo que yo llamo "la división de los 38 años y medio".

Si tiene menos de 38 años y medio, es probable que no pueda esperar a que amanezca.

Si tiene más de 38 años y medio, es probable que se sienta mareado, y en el lado equivocado de una serie de promesas con respecto a la seguridad laboral que no se han cumplido.

No tengo una respuesta sencilla para aquellos que, cronológica o mentalmente, se encuentran en el lado equivocado de la gran división.
Gestionar nuestra "migración" a la Nación del Agente Libre no será fácil. No es fácil. ¡Pero lo haremos bien -y será liberador!

La clave, y sólo hay una, es la actitud. Si la seguridad de la esclavitud garantizada en un cubículo de por vida es lo que le gusta, le va a asustar todo lo que viene en camino. Pero si la noción de la vida como una serie de "tocadas" en las que aprende nuevos trucos y vive por sus agallas le emociona, bueno, pues va a despertar aspirando por la oportunidad de volver a imaginarse, y de agregar además un memorable PROYECTO IMPRESIONANTE del que pueda alardear en su portafolio.

¿Puede hacerlo? ¡Por supuesto! Los Estados Unidos de A... ctitud!

La verdad es que el ímpetu de "reinventar al individuo" no es nada nuevo; es, de hecho, esencialmente americano. América han sido históricamente una nación definida totalmente por su propia reinvención.

A la gente no le gustaba cómo estaban las cosas en Inglaterra, Alemania, Rusia, Italia, o donde fuera, así que dieron un apenas imaginable salto de fe (que es el término justo), se desarraigaron y navegaron en embarcaciones indescriptiblemente desagradables hacia los Estados Unidos. Desembarcaron en un hormiguero llamado Ellis Island, o algo asi. Salieron con gran dificultad para encontrar algo que hacer en Nueva York o en alguna otra gran ciudad del este de los EEUU. Luego se volvieron a poner en movimiento; un poco más hacia el oeste, un poco más hacia el oeste, y luego otro poco más.

Mi abuelo paterno salió de Alemania para ir a los EEUU en la década de 1870. Mi padre se quedó viviendo y trabajando cerca de Baltimore, donde el abuelo Peters se había asentado, asi que yo fui criado en Maryland pero luego, por cortesía de la Marina de Estados Unidos, volé a California, donde permanecí durante 35 años.

La meta para mi abuelo, para mí y para muchos otros que oyeron el llamado de la frontera, fue siempre la misma: cambiar nuestra vieja identidad por una nueva. Yo me sentía muy orgulloso de la persona llamada "California Tom", y estaba bastante ansioso por enterrar a "Maryland Tom" en Maryland.

Los Padres Fundadores entendían este punto. Benjamin Franklin lo entendió; Ralph Waldo Emerson lo entendió; Dale Carnegie lo entendió. Y actualmente Stephen Covey, Tony Robbins, y muchos, muchos otros lo entienden.

Es decir, ellos entendieron el genio que tienen los estadounidenses para la reinvención.
Un "genio" que los estadounidenses (y, en estos días, no sólo los estadounidenses) deben, y van a volver a descubrir.

Imaginen a su tatarabuelo, rascando la tierra junto con la tatarabuela para sostener una pequeña granja en las praderas de Kansas: No eran "trabajadores"; no eran "empleados"; eran, de hecho, EMPRESARIOS, ciudadanos de la incipiente Nación del Agente Libre.
Las buenas noticias: ésta es, de hecho, una época de "volver al futuro". Nuestro "nuevo mundo" de proyectos impresionantes y de contratistas independientes se remonta a un antiguo "nuevo mundo" de emprender la marcha hacia la frontera y marcar con estacas un título independiente.

Decir todo esto sobre nuestra larga y profunda herencia de "reinvención" no sugiere únicamente que la tarea actual sea fácil e indolora. Desarraigarse nunca fue fácil, y nunca lo será; pero ya lo hemos hecho antes, en millares, y lo volveremos a hacer.

(Extraído de "Talent" http://TomPeters.com )

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